Principal Clases de turco y español

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Los azulejos II

Siguiendo con Anatolia, los selyúcidas desarrollaron dos decoraciones para palacios y arquitectura civil: minai y luster. La técnica minai se desarrolló también en Persia en los siglos XII y XIII y sólo se han podido encontrar ejemplos de ella en Alaeddin Kiosk, Konya. Destacaba por una mayor amplitud de los colores empleados. Tenían diseños alegres de miniaturas extraídas de la vida palaciega y de la corte. La técnica luster procedía de Iraq, aunque posteriormente fue evolucionada por los fatimidas en Egipto. En Anatolia se encontraron muestras en el palacio Kubadabad en Beyşehir, actualmente se exponen en el museo de la Karatay Medrese en Konya. Los azulejos se pintaban con una mezcla de metales oxidados como el cobre o la plata sobre una superficie cocida y vidriada previamente. Después se volvían a cocer a una temperatura menor y se obtenían así brillos marrones y amarillos. Además de diseños florales, también aparecían figuras humanas y animales.

Alaeddin Kiosk, Konya. Fotógrafo: Andrew & Nancy H. Ramage

En unas excavaciones realizadas en Kalehisar entre 1965 y 1966, se descubrieron ejemplos de técnicas empleadas por los selyúcidas en el siglo XIII; la técnica sgrafitto en la cual se deja secar hasta una dureza como de piel el motivo generalmente floral, que posteriormente se inserta en una superficie. Luego se vidria en un color transparente diferente y por último se cuece. La otra técnica que se encontró fue la de engobado. En ella el diseño se pintaba con una pasta roja usando un engobado blanco diluido para producir un efecto de un pequeño moldeado. Luego se vidriaba y durante la cocción las zonas que estaban engobadas adquirían un tono más claro del color del vidriado quedando el fondo más oscuro.

Durante los tiempos del Emirato, se siguieron utilizando las mismas técnicas selyúcidas, pero hubo una novedad: la introducción a finales del siglo XIV y principios del siglo XV de la técnica de la cuerda seca que se desarrollaría después bajo el Imperio Otomano. Esta técnica consistía en aplicar una pasta roja con una cubierta de engobado blanco. El diseño se estampaba o se grababa en la superficie a la que después se aplicaban vidrios de colores. El contorno se resaltaba con una mezcla de cera de abeja o grasa vegetal y un óxido de manganeso. Durante la cocción la cera o grasa se quema produciendo contornos rojos o blancos que además impiden que se mezclen los distintos colores del vidriado. La cuerda seca permitía realizar diseños complejos de flores, caligrafía y geometría. Se encuentran ejemplos en la mezquita y mausoleo verde en Bursa, la mezquita de Murad II en Edirne o en la tumba del príncipe Mehmed en Estambul.

Por aquellos entonces en la Península Ibérica, se alcanzaron altos niveles de sofisticación fundamentalmente en la técnica del alicatado. Se agrupaban pedazos de cerámica vidriada cortados en diferentes formas y tamaños con la ayuda de un alicate. Se desarrolló especialmente en Granada. En el siglo XV los azulejos de Manises se exportaban a Italia, Egipto, Siria e incluso la propia Turquía. El rey de la Corona Aragonesa Alfonso el Magnánimo (1445-1457) decoró su palacio de Castel Nuovo en Nápoles con estos azulejos. El propio Papa era también un gran cliente. Pero hacia el año 1500 se produce un declive de la producción en Granada y Manises, y son lugares como Sevilla y Toledo los que ocupan sus puestos. Decoraban un motivo principal sobre la pieza cuadrada bizcochada, lo que facilitó la aparición de los primeros procesos de seriación. Los azulejos sevillanos llegaron a Roma donde decoraron el castillo de San Angelo y también a las estancias vaticanas del Papa León X.

Los siglos XV y XVI fueron de vital importancia en Anatolia. La fama de la que goza Turquía hoy en el campo de la cerámica se debe a ese período, puesto que Iznik, se convirtió en un enorme taller para la corte otomana. Los azulejos en los que predominaban los tonos azules y blanco en sus comienzos, son todavía en nuestros tiempos símbolo de Turquía. Se cocían parece ser a una temperatura mayor de lo normal por encima de los 1000 ºC lo que le daba esa especie de aspecto de porcelana. Su estética recuerda a la cerámica Ming de la China. En Bursa o Estambul se pueden ver ejemplos impresionantes. Pero en Iznik a parte de esos azulejos en blanco y azul, se desarrolló un estilo denominado Damascus, del que quedan muchos más ejemplos como la imagen cabecera del blog que es una muestra del palacio Topkapi en Estambul. Este estilo de mediados del siglo XVI utilizaba muchos más colores y representaba motivos florales como los tulipanes, granadas, rosas o jacintos.

Bajo la sombra de Iznik estuvo Kütahya. Una crisis económica en el Imperio Otomano a mediados del silgo XVII hizo que la cerámica de Iznik empezará a empobrecerse, puesto que sus talleres habían sido financiados por el sultanato. En el siglo XVIII estaba casi muerta y fue entonces cuando Kütahya tomo el relevo. En los últimos tiempos ha crecido un interés por la cerámica de Çanakkale que empezó a desarrollarse a finales del siglo XVII.

Es preciso decir que como muchas veces ocurre, el decaimiento y casi desaparición de la cerámica de Iznik, provocó un intento de recuperación. Ibrahim Paşa, gran visir durante el reinado del sultán Ahmed III (1703-1730), mandó construir un taller en Estambul en el que se fabricarán azulejos siguiendo los modelos clásicos de Iznik. La cerámica era pese a todo de menor calidad.

Actualmente sigue habiendo focos de producción en ambos países.

Fuentes: Tile of Spain, Historia del azulejo español
The art of turkish tiles and ceramics, Dr. Sitare Turan Bakir (Mimar Sinan University)

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